Educación financiera y creer que somos capaces: elementos claves para EMPODERAR A LA MUJER DE HOY
Mujeres: productoras, reproductoras y creadoras pero con menos oportunidades económicas. Las mujeres ¿unas super-woman que olvidamos la capa?
Las diferencias de género están a la orden del día. Aunque mucho se ha luchado por nuestros derechos como mujer, las desigualdades continúan siendo noticia.
Hombre y mujeres no somos ni mejores ni peores, simplemente distintos. ¿en cuántas conversaciones has estado hablando de si nosotras las mujeres somos iguales o distintas a los hombres?
El mes pasado fui a cenar con unos amigos. Marta vive en Miami y de vez en cuando, viene a visitar a la familia y amigos. Ésta era una de aquellas ocasiones que Marta nos convocaba en uno de sus restaurantes preferidos. Casi siempre somos todo chicas y algún amigo soltero, pero esta vez, por sorpresa, éramos paridad: Nuria y Emma vinieron con los maridos y Marcos, acababa de separarse y también se unió a nuestra cena.
Mientras esperábamos que nos sirvieran la comida surgió el tema. Marta me preguntó por mi hermana y le conté que llevaba unos meses en el paro y que había aplicado en un par de trabajos que encajaba a la perfección con la descripción, pero que no la habían llamado.
En ese momento yo dije: ¿sabíais que las mujeres tenemos un 30% menos de probabilidades de ser convocadas en una entrevista?
Aun no había terminado la frase que Marcos y Juan, dos chicos con una gran energía masculina, saltaron aclamando que no era posible; que ellos seleccionaban a personas en su trabajo y nunca tenían en cuenta su género.
Fue en aquel momento que iniciamos una conversación muy entretenida sobre género, roles, dinero y hogar. No pude evitar comentar algunas estadísticas que discriminan a la mujer.
Los datos que demuestran la diferencia de género:
A pesar de nuestras capacidades para ser productoras en una economía, reproductoras en el seno familiar y cuidadoras de los menores y mayores, parece ser que la sociedad nos considera menos merecedoras de oportunidades salariales, ascensos de trabajo o acceso al crédito.
Las estadísticas revelan que:
- Las mujeres tienen menos probabilidades que un hombre de que les concedan préstamos. Según un estudio de Harvard Business School, las emprendedoras tienen un 60% menos de posibilidades de recibir financiación.
- Existe una discriminación salarial del 20%. Las mujeres cobran un 20% menos que sus compañeros masculinos, cuando realizan exactamente el mismo trabajo. Bien recordarás que hace unos años las actrices de Hollywood hicieron eco de esta situación a nivel mundial.
- Una mujer tiene un 30% menos de probabilidad de ser convocada a una entrevistapara ocupar un puesto de trabajo frente a un hombre con las mismas características, según un estudio realizado por el Observatorio Social la Caixa.
- La ONU Mujeres y el Banco Mundial ratifican que las mujeres tienen más probabilidades de ser pobres que los hombres, en edades entre los 20 y 34 años.
Pero, contrariamente, suele suceder que:
- Las mujeres son las que gestionan la economía domestica, dedicando 12 horas y media más que los hombres a la semana (Fuente: Eurostat). Tareas que evidentemente no son remuneradas.
- A pesar de no tener educación financiera, según el Women’s World Banking Annual report, “las mujeres ahorran más y mejor que los hombres”
- Las mujeres tienden a aportar mayores porciones de sus ingresos al consumo familiar que sus parejas masculinas según la Organización Mundial del trabajo.
Como era de esperar, Juan y Marcos querían más información sobre estos estudios y discrepaban sobre algunos comentarios que las mujeres hacían durante la cena. Evidentemente, salió la frase “¡las mujeres sois unas compradoras compulsivas! Con internet, todo el día compráis”.
Aquí todas las chicas salimos en contra! Y Luis y Javier mostraron una leve sonrisa denotando a sus compadres “ay, que estamos en terreno pantanoso”.
Era el momento de hablar sobre educación financiera y no pude evitarlo.
¿Saben lo mismo sobre dinero hombres y mujeres?
Es cierto que no se educa financieramente a la sociedad, ni en las escuelas ni en las universidades. Los planes de estudio no incluyen temas sobre como ahorrar, planificar o crear un fondo para emergencias.
No es de extrañar pues, que la mayoría de la población no elabore un presupuesto, no tenga un plan de ahorro ni ponga dinero aparte para emergencias. Muchas personas viven de paga en paga, sin saber que va a pasar mañana.
Según un estudio de la Asociación Americana de Psicología (APA), un 75% de los encuestados afirmaron que la falta de dinero era su principal causa de estrés.
A lo largo de años de investigación sobre educación financiera y género, y lecturas sobre muchos estudios a nivel internacional, dos conclusiones me han llamado siempre la atención:
- Las mujeres demuestran tener menos conocimientos financieros que los hombres. (Gallup).
- Y las mujeres confían menos en sus capacidades comparado con los hombres, infravalorando sus capacidades.
La acusación de que las mujeres somos compradoras compulsivas me había llegado al corazón. Quizás compramos mucho por internet, pero porque nos ocupamos de la familia y el hogar. Y a pesar de que siempre queremos ser “super woman”, a menudo pensamos que todavía tenemos que hacer más.
¿Por qué las mujeres no creen que son suficientemente buenas? El efecto Pigmalion o profecía autocumplida
En el estudio “Retos de la persistencia de roles y estereotipos de género en la elección de estudios superiores» constataron que las chicas tienden a infravalorar su competencia en las materias habitualmente asociadas al género masculino, como la ciencia, la tecnología y las matemáticas, aunque tengan mejores notas que los chicos. Y al revés, los chicos sobrevaloran la suya.
Y cuando analizamos los conocimientos numéricos y financieros, de nuevo, las mujeres infravaloran sus conocimientos y los hombres los sobrevaloran.
Los estudios revelan que las mujeres, a pesar de estar igual de preparadas y capacitadas que los hombres, tendemos a infravalorarnos.
A esta altura de la conversación, estábamos ya en los postres. Luis y Javier, con sus habilidades y destrezas, intentaban calmar la tensión entre chicas y chicas. Marta, con el fin de dar otro rumbo al tema de conversación, me sugirió que quizás mi hermana podía hacer como yo y crear su propio negocio.
Pero mi hermana, a pesar de tener muchas habilidades, haber vivido por más de 10 años en el extranjero y trabajar para empresas internacionales, no se cree capaz de ser buena en alguna cosa.
Ahí me lancé con la siguiente pregunta al resto de chicas:
¿Es el hecho que nos paguen menos por el mismo trabajo, o que tengamos menos oportunidades de ser entrevistadas, o que seamos menos reconocidas, o que a menudo debamos renunciar a nuestra carrera profesional para dedicarnos a la familia, lo que crea esta infravaloración y falta de confianza en nosotras mismas?
¿Estamos frente el llamado efecto Pigmalión, conocido como efecto Golem, lo que provoca que disminuya nuestra autoestima?
De ser así, el motivo de nuestra infravaloración sería la misma sociedad y los estereotipos creados.
Biológicamente las mujeres somos más emocionales y los hombres más lógicos.
(Esta frase le encantó especialmente a Juan ).
Esto nos lleva a crear estereotipos tales como la mujer es sensible y empática, y se dedica a las tareas del hogar y al cuidado de hijos y mayores, y el hombre es fuerte y valiente, y se ocupa de ganar dinero.
Algunas cosas han cambiado, otras… no tanto
En términos de cultura y tradición cuesta asociar el concepto de mujer con el del dinero.
Curiosamente, la palabra «patrimonio» proviene de la unión de dos palabras latinas: pater (padre) y munus (deber), que significa «deber del padre».
Así que generación tras generación, ha sido el hombre quien ha sido el responsable de crear el patrimonio y aportar dinero en el hogar.
Evidentemente no podemos olvidar que las mujeres hemos tenido que luchar para llegar donde estamos. Todavía hay bastantes países donde muchos derechos no están reconocidos: como el derecho a voto, el acceso al mercado laboral, a una educación o a una cuenta corriente.
No muy lejos queda la ley que aprobó nuestro país en 1978 y daba acceso a la mujer a una cuenta corriente y a operar con ella sin el consentimiento de su marido.
La vida ha ido cambiando, el mundo es más caro y las necesidades de la sociedad cada vez mayores y más exigentes. Los salarios no suben, pero los precios sí.
Cada vez es más necesario que haya dos ingresos en el seno del hogar para poder llegar a fin de mes. Con ello, ya no es el hombre quien debe aportar el “patrimonio”, sino ambos, y por necesidad más que por vocación. No obstante, el cuidado de la familia y el hogar continúa delegándose a las mujeres. Esto, poco ha evolucionado.
Aquí ya todos me dieron la razón. Comentamos que la vida era cara, los precios habían subido descontroladamente y que, ciertamente, los que tenían familia, suerte tenían de la mujer que se ocupaba mayoritariamente de todo lo del hogar.
Entonces, mi amiga Marta me sugirió: y tu, ¿qué solución propones?
Como era de esperar, les conté que para mi, la clave estaba en la educación financiera.
Invertir en educación financiera, elemento clave para el empoderamiento de la mujer
En un estudio sobre educación financiera y género que lideré hallamos que, los hombres están dispuestos a formarse más en temas financieros e incluso a invertir en su formación. A diferencia, las mujeres – con menores conocimientos y menor capacidad de creer en ellas mismas- tienen menor predisposición y tienden a invertir menos en su educación financiera.
Grave error si queremos reducir la diferencia de género.
Quizás no lo consideran necesario, o quizás continúan pensando que, como indica la palabra “patrimonio”, es responsabilidad del hombre.
Lo que está claro es que esto debe cambiar. Es necesario que las mujeres se empoderen financieramente de un modo consciente y demuestren las mismas habilidades que emplean en la gestión de su economía doméstica.
Si nosotras, las mujeres de hoy, queremos cambiar estas estadísticas, debemos actuar.
Cada una de nosotras debemos impulsar la educación y creer que somos capaces para empoderar a la mujer.
La educación financiera nos proporciona herramientas para la independencia y la libertad de las mujeres. El empoderamiento nos aporta seguridad y valentía.
Porque una sociedad con mujeres empoderas financieramente, es una sociedad más igualitaria y más justa.
Como bien dijo Sócrates: “el conocimiento nos hace libres”.